Antiguamente, los observatorios Carnegie operaban sólo en Estados Unidos pero, debido a la creciente contaminación lumínica, debieron migrar en busca de oscuridad hacia el desierto de Atacama. Así nace LCO, que hoy cuenta con cuatro telescopios propios, además de albergar proyectos internacionales asociados. Su ubicación permite observar objetos celestes particulares, como el centro de la Vía Láctea y las nubes de Magallanes, laboratorios naturales que permiten conocer cómo se forman las estrellas. ¿Viste el cielo?